El problema de la identidad personal

La identidad personal es uno de los problemas más profundos y debatidos en la filosofía. Se refiere a la cuestión de qué es lo que hace que una persona siga siendo la misma a lo largo del tiempo, a pesar de los cambios físicos, psicológicos y experienciales. Este problema abarca varias áreas de la filosofía, incluyendo la metafísica, la ética y la filosofía de la mente.

Teorías clásicas sobre la identidad personal

  1. Teoría del alma. Platón y Descartes sostienen que la identidad personal está vinculada a la existencia de un alma inmaterial e inmortal. Según esta visión, la continuidad del yo a través del tiempo se debe a la persistencia del alma. Esta teoría enfrenta críticas en cuanto a la falta de evidencia empírica del alma y la dificultad de explicar cómo interactúa con el cuerpo físico.
  2. Teoría del cuerpo. El materialismo sostiene que la identidad personal se basa en la continuidad física del cuerpo. Somos la misma persona porque nuestro cuerpo sigue siendo el mismo, a pesar de los cambios celulares y moleculares. La teoría enfrenta problemas con escenarios hipotéticos como el reemplazo gradual de todas las células del cuerpo, lo que plantea la pregunta de si la identidad personal se mantiene. Es interesante el experimento mental de Hillary Putnam conocido como «cerebros en una cubeta».

No sabemos que no somos cerebros, flotando en el líquido contenido en una cubeta de laboratorio, conectados con un computador que nos provee de las experiencias que tenemos en cada momento y bajo el control de algún técnico/científico inteligente (o bondadoso, o malévolo, dependiendo de los gustos de cada cual). No lo podemos saber porque, en el caso de que lo fuéramos y si el científico tuviera éxito, nada en nuestra experiencia nos revelaría que lo somos. Por hipótesis, nuestras experiencias serían idénticas a las de algo que no fuera un cerebro en una cubeta. Dado que cada uno de nosotros sólo puede apelar a su propia experiencia, y como la experiencia es idéntica en cualquiera de las dos situaciones alternativas, nada hay que pueda revelar cuál de las situaciones es la que de hecho se da.

¿Es posible que, aunque no sepamos que no somos cerebros en una cubeta, sí sepamos, a pesar de todo, muchas otras cosas que podrían ser más importantes? Por desgracia, parece que, si no sabemos eso, no hay mucho más que podamos saber. Supongamos que alguien pretende saber que está sentado leyendo un libro. Es de suponer que, si sabe que está sentado leyendo, también debe saber que no es un cerebro en una cubeta y, por tanto (por un simple modus tollem), es de suponer que, al no saber que no es un cerebro en una cubeta, no sabe que está sentado leyendo. (Fragmento de Introducción a la epistemología contemporánea de Jonathan Dancy, apartado 1.2, p. 12).

3. Teoría de la continuidad psicológica. John Locke propuso que la identidad personal se basa en la continuidad de la conciencia. Para él, somos la misma persona si podemos recordar experiencias pasadas y mantener una coherencia psicológica. Los problemas con esta teoría incluyen casos de amnesia, desdoblamiento de personalidad y la posibilidad de transferir la conciencia a otro cuerpo (como en escenarios de ciencia ficción).

    Enfoques modernos y contemporáneos

    1. Teoría de los fenómenos psicológicos conectados. El filósofo Derek Parfit argumentaba que la identidad personal no es lo que importa en la supervivencia, sino la continuidad psicológica y la conexión. Según él, la identidad es una cuestión de grado, no de todo o nada. Esto tiene profundas implicaciones éticas, especialmente en la consideración de la responsabilidad moral y la retribución.
    2. Teoría narrativa de la identidad. Paul Ricoeur propone que la identidad personal se construye a través de la narrativa. Somos quienes somos en función de las historias que contamos sobre nuestras vidas, lo que da coherencia y continuidad a nuestra identidad. Este enfoque enfatiza la importancia de la memoria y la auto-interpretación, pero puede ser criticado por su subjetividad y dependencia en la coherencia narrativa.
    3. Teoría de la identidad como proyecto. Charles Taylor sugiere que la identidad personal es un proyecto continuo de auto-definición. La identidad se forja a través de las elecciones y compromisos que hacemos en la vida. Esta teoría subraya la dimensión ética de la identidad, resaltando la responsabilidad de la autodeterminación.

    Problemas y preguntas abiertas

    1. Transporte y teletransportación: ¿Sigue siendo la misma persona alguien que es teletransportado y reconstruido con exactitud? ¿Qué pasa con la identidad en casos de clonación o duplicación?
    2. Identidad y cambios radicales: ¿Qué pasa con la identidad personal en casos de cambios psicológicos extremos, como en la enfermedad de Alzheimer o trastornos de la personalidad?
    3. Responsabilidad moral: Si la identidad personal no es clara o es una cuestión de grado, ¿cómo podemos asignar responsabilidad moral y legal?

    Discute las siguientes afirmaciones del importante libro de Haidt sobre la identidad: La mente de los justos

    ¿Qué posibilidades hay de que la gente piense con la mente abierta y de manera exploratoria cuando en medio hay intereses personales, identidades sociales o emociones fuertes que les hacen querer o incluso necesitar alcanzar una conclusión predeterminada? (p. 128).

    A las personas se les da muy bien cuestionar las afirmaciones hechas por otros, pero cuando se trata de su creencia, entonces es su posesión, casi como una hija, y en ese caso lo que quieren es protegerla, no cuestionarla y arriesgarse a perderla. (p. 125).

    El coeficiente intelectual era el mejor predictor de la capacidad de debate de las personas, pero es capaz de predecir sólo el número de argumentos de mi lado. (p. 127)


    Algunas cuestiones:

    ¿Qué soy yo?

    ¿Cuál es mi identidad?

    ¿Hay una identidad o varias identidades?

    Explica las siguientes identidades: identidad nacional, identidad sexual, identidad étnica, identidad profesional.

    ¿Se te ocurren otras formas de identidad?